Logo del Colegio Juan XXIII Chana, un diagrama de barras horizontales con segmentos en amarillo, rosa y azul.

Tipos de motivación y ejemplos en el ámbito escolar

chispa sobre un fondo abstracto representando la motivación como el motor de nuestras acciones

¿Alguna vez os habéis parado a pensar qué nos mueve a aprender algo nuevo, a participar en clase o a ayudar a un compañero? Detrás de todas estas acciones se encuentra la motivación, un motor esencial en nuestras vidas y, de manera muy especial, en la etapa escolar. Conocer los diferentes tipos de motivación y cómo influyen en el proceso de aprendizaje es clave para alumnos, familias y educadores. Por eso, desde el colegio en Granada Juan XXIII Chana os hemos preparado este artículo donde exploraremos juntos este concepto, ofreciendo ejemplos prácticos que os ayudarán a entender mejor su impacto en el ámbito educativo.


Índice de contenidos


¿Qué es la motivación?

En esencia, la motivación es esa chispa o impulso interno que nos pone en movimiento para alcanzar un objetivo o satisfacer una necesidad; es lo que inicia, dirige y mantiene nuestra conducta. Pensad en ella como la energía que nos ayuda a emprender tareas, desde las más sencillas hasta los retos más complejos.

Aunque esta es una forma sencilla de entenderla, es importante saber que existen diferentes definiciones y enfoques sobre qué es exactamente la motivación, dependiendo de la teoría psicológica que la estudie. Más adelante, en este mismo artículo, exploraremos algunas de las teorías de la motivación más influyentes para tener una visión más completa.

Principales tipos de motivación y ejemplos en Educación

Ahora que ya tenemos una idea general de qué es la motivación, vamos a adentrarnos en las clasificaciones más importantes que nos ayudarán a entenderla mejor en el contexto educativo.

Motivación intrínseca vs motivación extrínseca

Esta es una de las distinciones más conocidas y se centra en el origen del estímulo que nos mueve a actuar: ¿proviene de nuestro interior o de factores externos?

  • Motivación intrínseca: Es aquella que nace de vosotros mismos, del puro placer, interés o satisfacción que os produce realizar una actividad. No buscamos una recompensa externa, ya que la propia tarea es la recompensa. Está muy ligada a nuestros deseos de autorrealización, curiosidad y crecimiento personal.
  • Motivación extrínseca: Esta motivación surge de factores externos al individuo y a la actividad en sí. Aquí, la acción se realiza como un medio para conseguir una recompensa (como un premio, buenas notas, reconocimiento) o para evitar una consecuencia negativa (como un castigo o suspender un examen).

Ejemplo en el ámbito escolar

Imaginemos a un alumno que se queda después de clase para ayudar a montar el escenario de la obra de teatro del colegio simplemente porque le encanta el teatro y disfruta colaborando; eso sería un claro ejemplo de motivación intrínseca.

Por otro lado, si un estudiante se esfuerza mucho en un proyecto específico principalmente para obtener la máxima calificación y así conseguir el permiso de sus padres para ir a una excursión, estaríamos hablando de motivación extrínseca, ya que el motor principal es la recompensa externa.

Motivación positiva vs motivación negativa

Otra forma fundamental de clasificar la motivación se basa en la naturaleza de la consecuencia que buscamos obtener o evitar con nuestra conducta, es decir, la carga emocional que la acompaña.

  • Motivación positiva: En este caso, nos movilizamos y mantenemos una conducta porque buscamos activamente una recompensa o un resultado agradable. Esta recompensa puede ser tanto externa (un elogio, un premio) como interna (la satisfacción de haber aprendido algo nuevo, el placer de la actividad en sí).
  • Motivación negativa: Aquí, el motor de nuestra acción es el deseo de evitar una consecuencia que consideramos desagradable. Puede tratarse de evitar un castigo externo (como una mala nota o una reprimenda) o una sensación interna displacentera (como la frustración por no entender algo o el miedo al fracaso).

Ejemplo en el ámbito escolar

Imaginemos, por ejemplo, que nosotros como alumnos estudiamos con entusiasmo para un examen porque nos ilusiona la idea de sacar una buena nota y sentirnos orgullosos de nuestro esfuerzo. Esto sería un ejemplo de motivación positiva.

En cambio, si estudiamos principalmente para evitar el disgusto de nuestros padres o el tener que repetir el examen, nuestra motivación sería de tipo negativa, ya que el foco está en eludir una situación que no deseamos.

Motivación primaria/personal vs motivación secundaria/social

Esta clasificación atiende principalmente a si las consecuencias de nuestro comportamiento repercuten directamente en nuestras necesidades individuales y básicas, o si, por el contrario, el bienestar se busca a través de la interacción y el reconocimiento de los demás.

  • Motivación primaria o personal: Este tipo de motivación se relaciona con la satisfacción de nuestras necesidades más fundamentales e inherentes al ser humano. Pensad en acciones impulsadas por la necesidad de alimento, bebida, seguridad básica, bienestar físico o el placer propio e individual. Son, por así decirlo, las que nos aseguran la supervivencia y el confort personal directo.
  • Motivación secundaria o social: Aquí entramos en un terreno más complejo. Esta motivación se orienta a lograr un bienestar o satisfacer necesidades que se consiguen a través de la interacción con otras personas o mediante el reconocimiento social. Hablamos de la necesidad de pertenencia a un grupo, el respeto, el afecto, el reconocimiento por parte de los demás, o alcanzar ciertas metas valoradas socialmente.

Ejemplo en el ámbito escolar

Imaginemos que un alumno se esfuerza por terminar rápido sus tareas para poder salir al recreo y jugar (motivación primaria), ya que busca satisfacer su necesidad de descanso y juego.

Por otro lado, si ese mismo alumno o un compañero se presenta voluntario para liderar un proyecto de grupo porque desea ganarse el respeto y la admiración de sus compañeros y del profesor (motivación secundaria o social), vemos cómo el motor es la búsqueda de un reconocimiento dentro de su entorno social.

Motivación básica vs motivación cotidiana

Esta distinción se centra en la estabilidad y el alcance temporal de nuestros intereses y compromisos, diferenciando entre aquello que nos impulsa de forma general y a largo plazo, frente a lo que nos motiva en el día a día. Aunque a menudo se usa en el contexto deportivo, podemos adaptarla perfectamente al ámbito educativo.

  • Motivación básica: Consideremos esta como el motor de fondo, la base estable que define vuestro nivel de compromiso general con el aprendizaje o con una materia específica a lo largo del tiempo. Se refiere a nuestro interés fundamental por alcanzar metas importantes, por vuestro rendimiento académico a largo plazo y por las consecuencias positivas que esto conlleva, como puede ser acceder a estudios superiores o sentiros competentes en un área que os apasiona.
  • Motivación cotidiana: Esta es más inmediata y se relaciona con el interés que sentís por las tareas y actividades escolares del día a día y la satisfacción que obtenéis al realizarlas. Es la motivación que nos lleva a participar en una clase interesante, a disfrutar resolviendo un problema concreto o a sentir curiosidad por el tema que se está tratando en ese momento.

Ejemplo en el ámbito escolar

Imaginemos que nosotros, como estudiantes, tenemos una fuerte motivación básica por la ciencia porque soñamos con ser investigadores en el futuro. Este es un compromiso a largo plazo que guía muchas de nuestras decisiones académicas.

A la vez, podemos experimentar motivación cotidiana cuando participamos con entusiasmo en un experimento de laboratorio en clase de química, disfrutando del proceso y de los descubrimientos inmediatos que este nos ofrece, independientemente de ese gran objetivo final.

Ambas motivaciones, la básica y la cotidiana, pueden y suelen coexistir.

Otros tipos de motivación

Además de las grandes clasificaciones que hemos visto, existen otras formas de entender qué nos impulsa, cada una con sus matices particulares. Conocerlas nos puede dar una visión aún más rica de este complejo motor del comportamiento. Veamos algunas de ellas:

  • Motivación altruista: Esta es la que nos mueve a ayudar a los demás de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio, simplemente por el bienestar de la otra persona. En el colegio, la vemos cuando un compañero os ofrece su ayuda para entender un tema difícil sin buscar un beneficio propio.
  • Motivación de afiliación: Se refiere al impulso de establecer y mantener relaciones afectivas positivas con otras personas, de sentiros parte de un grupo. La necesidad de ser aceptados, de tener amigos y de colaborar en equipo en el aula, por ejemplo, está muy ligada a este tipo de motivación.
  • Motivación de poder: Esta motivación se relaciona con el deseo de influir en los demás, de controlar situaciones o de tener un impacto en el entorno. Aunque puede tener connotaciones negativas si se lleva al extremo, bien encauzada puede llevar a roles de liderazgo positivo dentro de un grupo de trabajo escolar.
  • Motivación laboral: Tal como su nombre indica, es aquella que está relacionada con el ámbito del trabajo y la consecución de objetivos profesionales. Si bien se manifiesta plenamente en la vida adulta, las bases para desarrollar una buena motivación laboral, como la responsabilidad o el gusto por el trabajo bien hecho, pueden empezar a cultivarse desde la etapa escolar.
  • Motivación centrada en el ego: Aquí, la principal fuente de impulso es la comparación con los demás y el deseo de superarlos, de destacar o de ser el mejor. La satisfacción proviene de demostrar superioridad o de obtener reconocimiento externo por encima de otros. En el ámbito escolar, podría ser el estudiante que se esfuerza principalmente para ser el número uno de la clase.
  • Motivación centrada en la tarea: En contraste con la anterior, esta motivación se enfoca en el propio proceso de aprendizaje y en la superación personal. Lo que nos mueve es el reto de dominar la tarea, de mejorar nuestras propias competencias y de sentir que progresamos, independientemente de cómo lo hagan los demás. Un ejemplo claro es cuando os enfrentáis a un problema matemático complejo por el simple placer de resolverlo y aprender.

Principales teorías de la motivación

A lo largo de la historia, muchos pensadores y psicólogos han intentado desentrañar los misterios de la motivación humana, dando lugar a diversas teorías que nos ofrecen diferentes perspectivas. Aunque ninguna teoría lo explica todo por sí sola, conocer algunas de las más importantes nos ayudará a tener una comprensión más profunda de por qué hacemos lo que hacemos, tanto dentro como fuera del aula. ¡Vamos a explorar algunas de ellas!

La jerarquía de las necesidades y Abraham Maslow

Seguro que muchos habéis oído hablar de la Pirámide de Maslow (Maslow, 1942). Este psicólogo, Abraham Maslow, propuso que los seres humanos tenemos una serie de necesidades jerarquizadas, y que vamos buscando satisfacerlas en un orden determinado, desde las más básicas hasta las más elevadas. En la base de la pirámide encontraríamos las necesidades fisiológicas (como comer o descansar). Una vez cubiertas estas, buscamos satisfacer las de seguridad (sentirnos seguros y protegidos). Luego vienen las de afiliación (la necesidad de amistad, afecto y pertenencia, tan importantes en el entorno escolar).

Más arriba, encontramos las necesidades de reconocimiento (logro, confianza, respeto de los demás) y, en la cima de la pirámide, la autorrealización (el deseo de desarrollar todo nuestro potencial, ser creativos y alcanzar nuestras metas personales más profundas). Según Maslow, solo cuando tenemos razonablemente satisfechas las necesidades de un nivel, empezamos a sentir con fuerza el impulso de satisfacer las del siguiente. En el colegio, por ejemplo, es difícil que un alumno se preocupe por aprender (autorrealización) si no se siente seguro (seguridad) o aceptado por sus compañeros (afiliación).

La motivación según McClelland

David McClelland, en su libro The Achieving Society, identificó tres tipos principales de necesidades o motivos que impulsan a las personas: la necesidad de logro, la necesidad de poder y la necesidad de afiliación. A diferencia de Maslow, McClelland no las considera jerárquicas, sino que cree que todas las personas tenemos estas tres necesidades en mayor o menor grado, y que una de ellas suele ser la dominante en cada individuo, influyendo en su comportamiento.

La necesidad de logro nos impulsa a superar retos, a buscar la excelencia y el éxito en lo que hacemos; es el alumno que se esfuerza por sacar las mejores notas por la satisfacción de haberlo hecho bien. La necesidad de poder se relaciona con el deseo de influir en los demás, de liderar o de ser reconocido; pensad en el estudiante que disfruta organizando al grupo o exponiendo sus ideas. Finalmente, la necesidad de afiliación nos lleva a buscar relaciones interpersonales cercanas y amistosas, a sentirnos parte de un grupo y a colaborar; es el compañero que siempre está dispuesto a trabajar en equipo y a ayudar a los demás. Identificar cuál de estas necesidades predomina en vosotros o en vuestros compañeros puede ayudar a entender mejor qué os motiva.

La motivación según Herzberg

Frederick Herzberg, centrándose principalmente en el ámbito laboral (aunque podemos extraer lecciones para el escolar), desarrolló la Teoría de los Dos Factores o Teoría de la Motivación e Higiene. Herzberg distinguió entre dos tipos de factores que influyen en nuestra satisfacción y motivación. Por un lado, están los factores de higiene, que son aquellos cuya ausencia causa insatisfacción, pero cuya presencia no necesariamente motiva a largo plazo. En el colegio, podríamos pensar en un ambiente físico seguro y agradable, unas normas claras o unas relaciones respetuosas con los profesores; si faltan, nos sentiremos mal, pero tenerlos solo evita la insatisfacción.

Por otro lado, están los factores de motivación (o motivadores), que son los que realmente aumentan la satisfacción y el compromiso. Estos se relacionan con el contenido del trabajo o la tarea en sí: el reconocimiento por un buen trabajo, la posibilidad de aprender y crecer, la responsabilidad, o realizar tareas que consideremos interesantes y que nos permitan desarrollarnos. En el aula, serían actividades que supongan un reto estimulante, proyectos donde podáis ver el impacto de vuestro esfuerzo o el reconocimiento por vuestros logros y creatividad. Según Herzberg, para estar realmente motivados, no basta con que no haya insatisfacción, necesitamos que estén presentes estos factores motivadores.

La teoría X y la teoría Y de McGregor

Douglas McGregor propuso dos visiones contrapuestas sobre la naturaleza humana en relación con el trabajo, que también tienen mucho que decirnos sobre cómo entendemos la motivación en el aprendizaje. La Teoría X parte de la idea de que a las personas, en general, les disgusta el trabajo (o el estudio, en nuestro caso), lo evitan siempre que pueden y necesitan ser controladas, dirigidas e incluso amenazadas con castigos para que se esfuercen. Según esta visión, las personas prefieren ser dirigidas, evitan la responsabilidad, tienen poca ambición y buscan la seguridad por encima de todo.

En contraposición, la Teoría Y sostiene una visión mucho más optimista. Defiende que el esfuerzo físico y mental en el trabajo (o el estudio) es tan natural como jugar o descansar. Las personas pueden ejercer autodirección y autocontrol si están comprometidas con los objetivos. Además, en las condiciones adecuadas, no solo aceptan, sino que buscan responsabilidades. La capacidad de ejercer un grado relativamente alto de imaginación, ingenio y creatividad en la solución de problemas está ampliamente distribuida en la población. En un colegio que se inspira en la Teoría Y, se fomenta la autonomía, la participación y la confianza en la capacidad de los alumnos para aprender y asumir responsabilidades.

Conclusión

Como hemos visto a lo largo de este extenso artículo, la motivación es una fuerza increíblemente poderosa y multifacética que impulsa nuestro aprendizaje y nuestras acciones. Entender los diferentes tipos de motivación y las teorías que intentan explicarla nos ofrece herramientas valiosísimas para que vosotros, como alumnos, encontréis vuestros propios motores internos, y para que nosotros, como educadores y familias, podamos crear entornos que la fomenten.

En Juan XXIII Chana, somos conscientes de la importancia crucial de la motivación en el desarrollo integral de cada estudiante. Por ello, trabajamos día a día para cultivar un ambiente donde la curiosidad, el deseo de aprender, el reconocimiento del esfuerzo y la satisfacción por el trabajo bien hecho sean los verdaderos protagonistas del viaje educativo.

¡Esperamos que este artículo os haya ayudado a comprender mejor esta pieza clave del éxito y del bienestar!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    Copyright © Juan XXIII Chana
    Institución Juan XXIII Granada

    Contactar

    Quiero enviar un mensaje al centro para hacer una consulta.

    Visitar centro

    Quiero programar una visita al centro para conocerlo mejor.